El Rey y el pastelero de Madrigal

La desaparición y supuesta muerte del rey Don Sebastián de Portugal en la batalla de Alcazarquivir en 1578, llevó al trono a su tío Enrique I. La muerte de este último, dos años después, facilitó el acceso a la corona a Don Antonio de Portugal, Prior de Crato… Pero Felipe II, tío de Don Sebastián, hizo valer sus derechos dinásticos enviando sus tropas, al mando del Gran Duque de Alba, a conquistar Portugal y obligando a Don Antonio a buscar refugio en Francia al amparo de Catalina de Médici.

Los opositores al monarca español fueron condenados al destierro; entre ellos fray Miguel de los Santos, que ejercería de vicario en el convento de Nuestra Señora de Gracia en Madrigal de las Altas Torres. Aquí, el fraile opositor, se cruza con Gabriel de Espinosa, recién llegado a Madrigal, donde ejercía de pastelero. Su gran parecido físico con el monarca desaparecido en Marruecos y cuya muerte nunca fue aceptada por el pueblo portugués, sugiere una osada y arriesgada intriga. El extraño personaje, debía suplantar a Don Sebastián para después reclamar el trono portugués en manos de Felipe II.

Enterado el monarca español de la conspiración, ordena encarcelar a los implicados, entre los que se encontraba su propia sobrina Doña Ana de Austria, monja profesa en el convento de Madrigal, tras un largo proceso ejecutar a los principales encausados.

Una intriga apasionante de la que, en este caso, podemos afirmar que la historia supera a la ficción.